Alfredo, nació en un hogar donde había serios problemas económicos. Termino con las justas sus estudios secundarios, sabía que sus papas no le podían pagar sus estudios superiores y tenía que comenzar a trabajar al terminar su educación secundaria. Él siempre tuvo en claro que tenía que apoyar a sus padres y hermanos (él era el mayor de esta familia) .

Desde muy pequeño, siempre “fue distinto”:

– Hacia amistad con mucha facilidad con las personas que conocía.
– Fiesta que había, fiesta que no se perdía.
– Tenía su chispa (contaba muy bien chistes de todo tipo).

No tenía estudios superiores, no tenía experiencia profesional alguna y necesitaba dinero para su familia. ¿Qué iba a hacer? Un día cualquiera Don Tomas (una persona seria, mayor y respetada) en el barrio, le dijo esto: Alfredo, tienes todos para ser un muy buen vendedor (por lo tanto, ganar muy buen dinero), conectas con la gente y todos quieren estar contigo. Toma este consejo y algún día me darás la razón (sic).

Como no tenía nada que perder y mucho por ganar, se compró un diario y se presentó para ser vendedor de diferentes productos o servicios. Hasta que lo llamarón para vender revistas (como lo leen). Las necesidades eran grandes en su casa y tuvo que aceptar (no le quedo de otra). El empezó más o menos la quincena de mes cualquiera de la década de los 80s, hizo sus ventas, pero no logro su cuota. Pero gano algo de dinero y ayudo en su casa.

Los meses siguientes, “agarro cancha” y comenzó a ganar muy buen dinero por su trabajo. Estos son algunos de los logros que logro vendiendo revistas:

– Estuvo dentro los 10 mejores vendedores en los primeros meses de trabajo.
– Durante un año calendario, fue el mejor vendedor de esta revista (hasta ahora nadie lo ha superado).
– Fue el mejor vendedor de todo el país.
– Por su buen desempeño lo premiaron con viajes en avión a las principales ciudades del país (con todos los gastos pagados).
– Esta revista era internacional, organizo un encuentro en Argentina y él fue el que nos representó. El capacito a los vendedores de los diferentes países de Sudamérica. Alfredo se centró en el contenido de la revista y técnicas de ventas (su ponencia fue una de las más aplaudidas).
– Una vez le propusieron que se vaya a trabajar a Argentina (pero no acepto).
Un día cualquiera, me encontré con Alfredo y me comento unas de sus tantas anécdotas:

– Él se hacía amigo de los hombres de seguridad (los guachimanes), se acercaba donde ellos, les regalaba una revista y les contaba chistes (se reían a carcajadas). ¿Por qué lo hacía? Para que los dejen entrar a vender a las diferentes instituciones.
– Un día cualquiera fue a vender sus revistas a un establecimiento de salud privado. Él sabía que los médicos no lo recibirían (lo tenía claro). Pero los diferentes profesionales de la salud siempre les daban prioridad a los visitadores médicos. Se presento en esta clínica como un visitador y tenía un maletín, donde no había medicamentos, había varias revistas.
– Por su trabajo ha visitado diferentes instituciones públicas y privadas como: Ministerios, hospitales, municipalidades, cooperativas, bancos, embajadas, etc. solo le faltaba palacio de gobierno.
– Un día cualquiera compro un diario y vio que una persona a la que vendió la revista asumía el cargo de Ministro de Estado (en el primer gobierno de Alan García Pérez). Un fin de semana entro a un restaurante y vio a su cliente, se acercó donde él. Le dijo esto: Señor, aquí tengo una revista para Ud. es una cortesía para tan digna persona. El ministro escucho esta frase y le dijo: “Alfredin”, que gusto de verte, gracias por el regalo (lo reconoció ipso facto). Pero quiero que me cuentas un “chiste colorado” para alegrar la tarde (lo hizo) y todos se rieron a carcajadas.

¿Se cumplió el presagio de “Don Tomas”?

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